martes, 18 de febrero de 2014

EL DANTZARI ARTISTA


NESTOR BASTERRETXEA 


Nacido en Bermeo (1924), la Guerra Civil española empuja a su familia a un temprano exilio en 1936, residiendo en diversos lugares de Francia hasta 1941. El estallido  de un nuevo conflicto, la II Guerra Mundial, le deparará un segundo exilio que les conduce a Buenos Aires, Argentina (1942). Aprendiendo a bailar las danzas de Zuberoa durante el viaje en barco.
 

Sus cualidades naturales en la técnica del dibujo le permitieron desarrollar una formación autodidacta y el acceso a su primer trabajo; con apenas 20 años obtuvo su primer empleo en ultramar como dibujante publicitario.


En 1952 hace un viaje personal a Europa y retoma el contacto con Jorge Oteiza. Animado por este se presentará al concurso de los Murales de la Cripta de la nueva Basílica de Arantzazu (Oñate), donde trabaja ya el propio Oteiza. Al ganar el concurso se ponían a su disposición unos 650 m² de superficie total repartidos en 18 murales.


Este es uno de los capítulos más agri-dulces de la vida del artista, ya que supuso un gran espaldarazo profesional enfrentarse a este encargo pero cuyo capítulo final provocaría un gran disgusto. Trabajó en ellos con entusiasmo durante más de dos años, pero se cerró en falso al suprimir la orden franciscana, en una sola noche, la mayor parte de su trabajo por considerar el resultado inadecuado. En palabras de Edorta Kortadi se trataba de “Bocetos de carácter simbólico expresionista siempre sobre una poética cubista heredada de los pintores vascos de preguerra y de Picasso, [...] base de aquella pintura recia y construida que él había proyectado para los muros”. 

 Como el "Monumento de Baroja", el dedicado a Iztueta es una ampliación de otra escultura anterior, "Icaro" (1947),


Su rabioso expresionismo no fue entendido por los promotores eclesiásticos. Hubo que esperar a 1984 para que, bajo el auspicio de la Diputación Foral, se replanteas e el repertorio iconográfico y la ejecución de los murales que hoy podemos contemplar recientemente restaurados.

 Pinturas en la cripta, de Néstor Basterretxea.


Quizá este primer sin-sabor en el  desarrollo de su obra en España explique el que se convirtiera desde entonces en uno de los representantes de la modernidad más rabiosa, actual y reivindicativa del panorama artístico del Estado. Su espíritu inconformista e investigador, le lleva a participar  en los grupos de vanguardia más importantes del campo creativo y en  las propuestas artísticas de afán renovador. Será cofundador en el Equipo 57. Y precisamente con Oteiza y Chillida, y otros como Mendiburu, Ruiz Balerdi, Amable Arias o Sistiaga, integrará el Grupo GAUR.

 De izquierda a derecha, los escultores vascos Ricardo Ugarte, Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea, en Zarauz.


Según J.J. Fernández Altuna aunque “a lo largo de todo su itinerario artístico siempre hizo una audaz apuesta por el arte contemporáneo, este artista vizcaíno, al igual que otros muchos de su generación —una vez más Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, entre otros— se esfuerza por combinar los lenguajes artísticos innovadores con la personalidad y las peculiaridades propias de Euskal Herria. Así, Néstor Basterretxea, junto con otros artistas vascos de su época, intentó encontrar la denominada estética vasca tradicional, y no lo hizo solamente participando en diferentes estudios arqueológicos y antropológicos, sino también tratando de incorporar los frutos de esas investigaciones en el arte contemporáneo”. 

 Chillida, Oteiza, Mendiburu, Iguiñez, Sistiaga y Basterretxea.

Esta concepción artística comprometida y su fuerte implicación en la  profundización en la cultura vasca, le llevan a realizar escenografías ("Saski Naski"), dirigir cortometrajes ("Pelotari" 1964 y "Alquézar, retablo de Pasión " 1965), largometrajes ("Ama Lur" 1966) y dedicar  parte importante de su trabajo a la escultura. Con esta actividad despega en 1959, con obras que parten del relieve, figuras geométricas que pugnan por salir del plano, como es el caso de la obra "Núcleo interior - exterior", de 1960. Entre 1963 y 1973 desarrolló paralelamente su trabajo en el campo del diseño industrial, sobre todo en la decoración de hoteles y diseño de muebles. También practicó la fotografía experimental e hizo una exposición en Bilbao en fecha tan temprana como 1969




En los años setenta la obra de Basterretxea ahonda en la expresión reivindicativa, donde gana peso la manifestación de “lo vasco”, el euskera, la tradición..., como reflejo de las inquietudes de la sociedad en la que vive. En 1973 presenta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao su "Serie Cosmogónica Vasca", un conjunto de 19 piezas en madera que hacen un recorrido a través de la mitología vasca, y en la que el artista, con "los recursos plásticos del arte de vanguardia", intenta representar "dioses, genios, demonios, fenómenos Cósmicos, ritos y objetos culturales ", que inspiran trabajos como los de Jose Miguel de Barandiaran. Recientemente, en 2008, el autor ha donado  esta serie al Museo de Bellas Artes de Bilbao, que la exhibió por primera vez. 









En 1982, una escultura suya, que representaba un árbol de siete ramas, resultó ganadora en el concurso de ideas convocado por el Parlamento vasco para presidir el hemiciclo. En septiembre de 1987 realizó su primera exposición individual en Madrid, en el Museo Español de Arte Contemporáneo. La antología, que constaba de 140 piezas, entre esculturas, pinturas, dibujos y collages, recogía distintas épocas de su actividad



En diciembre de 1988 se inauguró su obra Paloma por la Paz,  instalada en el paseo de Zurriola de Donostia-San Sebastián, cerca del estadio de Anoeta. Otra obra suya, Monumento al pastor vasco, se encuentra desde 1989 en la localidad de Reno, en el estado norteamericano de Atlanta. 

 Monumento al pastor vasco, en Reno.


Se encargó de la decoración de la vela de 150 metros cuadrados del  velero "Gipuzkoa", que dio la vuelta al mundo entre diciembre de 1990 y noviembre de 1992. En 1993 realizó una escultura de hormigón de 60 metros para el muro de contención de la  presa de  Arriarán de Beasain, en Guipúzcoa. Ese año, después de viajar a  Yugoslavia, cedió algunas de sus obras, realizadas a partir de fotografías de prensa, para recaudar fondos para la infancia y los medios de comunicación de Bosnia -Herzegovina. Otra escultura suya fue inaugurada en noviembre de 1997 en Buenos Aires por el  lehendakari José Antonio Ardanza, como contribución de los vascos de Argentina a la capital.


Algunas de sus esculturas se entregan en premios, como en el caso del Apolo de oro a la Lírica (premio que se concede desde 1990 en Bilbao) o el Premio a la Promoción Turística del Gobierno Vasco. 

 Escultor del premio en el campeonato de Segura.


Además de la escultura y la pintura, también ha realizado cine, al que ya nos hemos referido y es también autor de varios documentales y de una serie sobre las culturas prehispánicas.


0 comentarios:

Publicar un comentario